Después de una larga noche gélida
que parecía inconclusa,
por fin tuve el ánimo para recorrer
las cortinas de mi ventana.
A mi espalda, la sombra mortal del pasado,
huyó sobresaltado;
al frente, resplandecíó el nuevo horizonte
aromado de rosas y lirios;
el coro melodioso de los pájaros, parecen
darme una calurosa bienvenida;
el rumor de un manantial claro y transparente de agua
me entrega su mensaje de vida;
la suave brisa de la primavera me acaricia el rostro
y limpia lo que quedó de mis lágrimas;
un sabio pájaro en mi ventana, me da cátedra sobre la falsedad
del amor de mi amada, su perfidia e hipocresía.
¡He vuelto en sí, ya no soy normal!
¡Ya no soy el mismo¡
Carlos Rafael
No hay comentarios:
Publicar un comentario