Luna bella de la noche infinita,
absorto por ti,
tu belleza irradiante es mágica
es conturbante.
Tu eres mi poema de amor célico,
espléndido.
El lunar sensual sobre tu labio
delgado,
causa sensaciones indecibles
de fruición.
¡Oh beldad! Me obnubilaste inevitablemente.
Devienen sensaciones de pasión
incontrolables,
como olas del mar que se agitan
impetuosas,
¿y tú? sonríes enternecidamente
por mis ansias;
y yo, padeciendo por besar el lunar de tu rostro
Te abracé con delicadeza y tú,
sonriente,
para evitar que bese tu lunar miraste
a un lado.
Al implorar un beso donde está
tu lunar,
accediste, y viví aquella noche muy feliz,
sentí tu piel,
tan suave y aromada como pétalo
de rosa.
Sin remedio, desde entonces amo
tus encantos,
subyugado estoy a tus pies de niña,
mi Luna lunareja.
Carlos Rafael
Imagen de red