Las miradas del amor repente
coinciden en la ferviente
aventura con desliz hermoso.
Es audaz y maravilloso.
Olvidaron que aquella noche
se amaron con gran derroche.
Delirantes al amor cedieron,
casi nada se prometieron.
Hay amores que a veces llegan
sin decir nada, no se quedan.
Son fugaces de pasión ardiente,
de amor que fue inconsciente.
En la calle ni se dan miradas
son historias desmemoriadas,
olvidaron las pasiones hechas
insensibles a las endechas.
Hay amores que jamás se lloran
ni se buscan, ni se extrañan,
ilusiones que jamás florecen,
se olvidan, desaparecen…
Pero, cómo te amé mi musa,
de locuras fuiste la causa,
de aquel anochecer de besos
a tu cuerpo de embelesos.
(Carlos Rafael)
Imágen de Internet
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