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IN PERPETUUM

Fueron diez años desde aquel aciago 2 de febrero de 2013 cuando partiste repentinamente a la eternidad, cuál serafica alada con tus cabellos fragantes sueltos al viento, montada en un divino corcel blanco que te aguardaba desde muy temprano. Fue una madrugada diferente, cuando las resplandecientes estrellas te esperaban para acompañarte  a tu última travesía hacia la infinitud del espacio etéreo. Confieso que tu ausencia es cada vez más dolorosa, angustiante y desesperante.  Siempre fuiste imprescindible en mi vida, y ahora, después de tantas vicisitudes, te has convertido en la amada insustituible para siempre, ineluctablemente.


Cuando me encuentres

te sonreiré victorioso,

volaré más allá del cielo,

dónde está mi amada…

 

Desde la infausta mañana,

me estará esperando.

Y tú, muerte injusta con ella,

Ahora, serás mi justa muerte.

 

Allá la amaré “in perpetuum”

en el esplendente infinito,

donde el tiempo no existe,

y ella, es ambrosía del amor.

 

Sus sedosas blancas manos

cual brisa, acariciará mi rostro,

enjugarán las lágrimas

que derramé desde su partida.

 

Su melodiosa voz volveré a oír,

sosegará mí contrita alma.

Sus hermosos ojos enternecidos

me dirán: no quise irme, te amo.

 

En su pecho me arrullará,

y mis cabellos desordenados

sus tersos manos me acicalarán,

como a un niño abandonado.

 

¡Muerte, no me venciste!

¡Ahora estoy con mi amada!








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