Si supieran que de tus labios
humedecidos a miel,
dimanan besos frenéticos
cual versos de amor.
Si supieran que de tus pequeñas
blancas manos suaves,
tus caricias son cándidas
y afrodísia para mi alma.
Si supieran que tu cuerpo aromado
por bellas flores de primavera,
inspiran deseos incontenibles
de amor que trastorna.
Si supieran que, en las noches,
debajo de la Luna llena,
tu amor es copioso, inacabable,
deslumbrante y divino.
Si supieran que cuando me amas,
de las areolas de tu busto
mana la ambrosía que escancio
excéntrico y embelesado.
Si supieran que tu culmen
es pletórico y prolongado,
que hasta nuestras almas
se complacen absolutamente.
Si supieran que tú, y yo
somos anormales, pero,
irrevocablemente felices,
locos por tan infinito amor.
(Carlos Rafael)