Cómo se angustia mi alma
al saber que estás batallando
sóla, allende tu tierra,
sin poder bregar a tu lado.
Esta distancia me mata,
es atroz sentir tu ausencia;
cuánto quisiera tenerte,
en mis brazos siempre cuidarte.
Duele sentirte lejana,
si pudiera sanar tu herida
dándote toda mi vida,
para verte sonreír de nuevo.
Nunca me dejes mi cielo,
no olvides todo lo nuestro;
siempre serás mi amada,
mi hermosa musa lejana.
Toma mi mano, no temas,
si te vas, también nos iremos.
Pero, regresa al parterre
tu fragancia a rosas extraña.
(Carlos Rafael)