Etiquetas

YA ES TARDE

Amada, de tanto esperarte,

el poema también ha sufrido  

no sabía vivir sin amarte,

de tanta angustia se ha ido.


Los versos marchitos por la pena, 

se llevaron inermes el viento;

soportaron tu injusta condena,

vaciada de todo sentimiento.


Tus besos, caricias y gemidos

que ayer inspiraban los versos,

se volvieron de pronto esquivos.

Se fueron también tus embelesos.


¿Y tú?, todavía impasible,

ni la muerte del poema te duele;

entiende, ha sido horrible.

¡Inerte! ya nada te conduele.


Avanza con calma el cortejo,

en silencio se lleva tu poema,

los poetas están en trastejo

la muerte del poema es extrema.


Dolió, no viniste al entierro, 

y tu poema se fue sin consuelo;

al amor lo mataste por yerro, 

sufrió y agonizó con desvelo.


Ahora volviste, ya es tarde,

ya no eres la musa amada;

y en ti, la pasión ya ni arde, 

es otra la musa adorada.


(Carlos Rafael)

CONDENA

Fría e indolente,

vaciada de vida,

despiadadamente

me condenaste

en la mazmorra

enmohecida

de tu corazón,

rodeado de barrotes

de indiferencia,

infranqueables,

sin poder huir.

Sin noches ni días,

languideciendo

con ayes de dolor

por haberte amado.

¿Cómo olvidaste?

¡Me dijiste que te amara!

Y te amé en verdad.

¡Ahora me aniquilas!

(Carlos Rafael)



APRENDIMOS

Lo que sucedió fue mágico,

inexplicable e increíble,

ni el tiempo y la distancia

impidieron el nacimiento

de este amor portentoso,

que tantas veces resistió 

la ira de los impertinentes,

el acoso de los innombrables

que días y noches nos siguen,

acechan y acosan sin cansancio.

A veces, muy cerca de nosotros

pero, impotentes para destruirnos.

¡Amor, aprendimos a eludirlos!

En nuestra acosada vida de amantes,

nos hicimos fuertes e invulnerables.

Somos incapaces de alejarnos,

no podemos renunciarnos.

Cuántas veces intentamos,

todos frustrados, fallidos, inútiles…

Aprendimos a cuidar y esconder 

este amor inédito jamás sabido por otros,

y por aquellos que codician amarte. 


Carlos Rafael 




COMO LA BRISA

Tu piel tersa, alba y fraganciosa,  es aliciente para mis besos y caricias itinerantes y frenéticos sobre tí.  Encallan en tu puerta que me ...