A pesar de todo, persistió en su tenor,
no quiso ponerse de pie ni por la fuerza,
dejó que la vida se fuese lentamente.
Prefirió inmolarse en su desolación…
Sus triunfos logrados cuando amaba
se desplomaron chirriando con terror.
A nadie le importó su sombría existencia,
por eso, su sonrisa se puso en rictus.
Espantados sus sueños huyeron,
cabalgando en negros corceles
hacia el tenebroso horizonte.
Su mundo sombrío se escondió.
Nada ni nadie pudo excarcelarla,
su corsé negro se lo impedía,
porque se volvió tiempo pasado.
Nunca más volvió a sonreir.
Mientras tanto, la vida sonreía,
la primavera había llegado,
se resistía dar lugar al invierno.
!Diablos! Era rebelde y contumaz.
Darlos Rafael
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