Entonces, él, con la mirada perdida en el horizonte ignoto, ante el Tribunal del Amor, sin dudar, y resuelto confesó:
"No soy poeta, aunque digan lo contrario,
simplemente soy un escribidor,
porque ella es mi poema y poetisa.
Ella es, yo soy su transcriptor.
Sus encantos son sus versos, y los amo;
ella, con sus besos con gran pasión,
embelesa a sus rimas que yo amo.
Poema es su cuerpo, mi ilusión."
Y por tanto, se leyó la sentencia:
"Siendo perturbado en su razón,
se declara un confeso poeta.
Loco, es un caso sin solución."
Continúa escribiendo los versos,
ella, con amor le correspondió,
porque loco lo volvió con sus besos,
tanto que, a él, todo se lo dió.
Carlos Rafael - mpl
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