No. 3
Cuando duermes en mis brazos
pareces una niña indefensa,
vulnerable a mis besos
y expuesta tu belleza tan intensa.
Tus cabellos acaricio,
suspiras y tu cuerpo se estremece,
me provocas, pierdo el juicio.
De nuevo, la coyunda acontece.
Cuando duermes en mis brazos,
admiro fascinado tu belleza
que reposa en mi regazo.
Por tí, hasta mi alma se embelesa.
Cuando amas, se despliega
un cielo de estrellas asombradas
por tu forma de entrega,
se han vuelto sin remedio perturbadas.
Cuando amas en tu lecho,
la Luna, la indiscreta romántica,
te ilumina en tu pecho,
te beso y te vuelves volcánica.
Cuando duermes, en tu sueño,
me dejas que te ame con locura
que quisiera ser tu dueño
y amarte para siempre sin censura.
No quisiera que amanezca,
que el tiempo se detenga al unirnos
y que nunca desfallezca,
que sea impensable separarnos.
(Carlos Rafael)
Imágen de Internet