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¿POR QUÉ NO HUYES?

 Cuántas veces dimos por concluida,

nuestra alocada historia de amor.

¿Y tú? aún estás de pie e inmutable.

 

 No huyes de mi extravagante amor,

de mi dionisiaca forma de complacerte

y endemoniada forma de besarte.

 

No huyes de mis caricias epicúreas

y deseos irrestrictos de hacerte el amor,

sabiendo que lo nuestro es amor prohibido.

 

No huyes aun cuando te sorprende el alba

y el sol acaricia tu piel asperjada a miel,

luego de ser amada en la noche de Luna.

 

No huyes, porque quizá te volví voluptuosa,

o tal vez en verdad me amas como te amo,

irracionalmente, más allá de esta realidad.

 

No huyes, tal vez porque presientes

que sin ti me moriré, o tal vez ambos,

nos moriremos irreparablemente.

 

 A veces, pienso que demasiado amor

nos está matando extrañamente,

que quisiera que huyas de mí.

 

¿Pero, por qué no te rindes mi amor?


(Carlos Rafael)

Imágen de Internet



DÍA 21

El 21 de marzo se cumplió tres años de la cuarentena o confinamiento en Bolivia, por el COVID 19. Trágica reminiscencia, aún duele por los seres perdidos. Pero, el amor, a su manera,  también le hizo frente al malvado virus. Estos versos, florecieron en la peor adversidad, de la realidad de entonces, fue un atardecer en algún lugar de la ciudad, una tarde del 21 de septiembre ...


Aquella tarde de septiembre,

ella, de belleza refulgente

y ojos que hablan de amor,

apareció súbitamente.


Bondadosa y llena de regocijo,

de pasos firmes y resuelta

avanzó indetenible hacia mí,

y me miró con tanta ternura.


Con inusitada rapidez,

su delicada mano derecha

retiró el barbijo de su rostro

de encanto desbordante.


Me abrazó efusivamente

como a un niño ávido de calor;

yo también la abracé fuerte.

Luego, todo fue un sueño.


Me beso en la boca, también lo hice,

y besé lo que más amaba de ella

sus lindos ojos, los amé y los amé…

Aún absorto, sigo soñando con ella….

 

(Carlos Rafael)

AMADA

La brisa trae tus besos

endulzantes a cerezos;

la Luna llena celosa

por tu amor, es envidiosa.


Las rosas tienen tu aliento,

en tus besos yo los siento;

las otras flores te desean,

con tu aroma se embelesan.


Aquellas tórtolas miran,

no soportan y deliran

por nuestras locas caricias,

para ellas, con malicias.


Amada, eres esencia

y causal de mi vivencia,

tu voz, arrullo de amante

tan dulce y extasiante.


Cuántas noches de amarnos,

de entregarnos sin cansarnos;

cuántas veces vivimos

y amados nos sentimos.


Carlos Rafael

COMO LA BRISA

Tu piel tersa, alba y fraganciosa,  es aliciente para mis besos y caricias itinerantes y frenéticos sobre tí.  Encallan en tu puerta que me ...