Hermosas flores en el parterre estaban,
de colores y aromas que embriagaban.
Había una, que mi pasión despertaba,
muy difícil resistir. Y me ofuscaba.
Su piel de pétalo destellaba encanto,
como alba aliciente insoportable;
sus labios rojos, para mí, solivianto.
Su sonrisa extasiante y apacible.
Azur y claro se desplegaba el cielo,
como nunca, asombrado al contemplarla;
el aire cálido despegaba en vuelo
para verla caminando y desearla.
La brisa, súbita recorrió su belleza,
se aturdió, y la amaba con desenfreno,
besaba ida con gran pasión y
terneza.
Si supieras que mi amor por ti tengo lleno.
Carlos Rafael








