Musa de mis sueños irreprimibles, no llores,
todavía de las curvaturas de tu belleza
manan los poemas de embriagantes amores
con delicia de tu boca tierna como cereza.
Vida de existencia indescifrable, te adoro,
ya no llores, no renunciaré que seas mi musa.
Eres mi delirio con tus encantos que añoro,
de mis noches con tu desenfreno total, sin pausa.
Sabes que tu vida apasionada anhelo
y saciarme de tus escondidos dulces lugares;
amo tus suspiros que me aceleran. ¡Mi cielo!
Me enloqueces con tu existencia. ¡Ay tus besares!
(Carlos Rafael)