En la lejanía, existe una flor
que irradia su edénica belleza,
es la criatura sublime del amor.
Su fragancia es divina, es pureza.
Me han hechizado sus ojos con pasión,
sus pestañas insinúan adorarlos
pero, los protegen celosas con razón,
porque saben que me muero por besarlos.
En su faz de niña, es bello su lunar,
desde lejos sin remedio alucino,
es desesperante, parece un manjar.
Si supiera que en mis sueños la imagino.
Sus labios delgados rosados parecen,
asperjados con almíbar que tientan
besos alongados que al alma remecen.
Desde lejos sus encantos perturban.
(Carlos Rafael)
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