Al amparo de la noche, subrepticia,
bajo la Luna y estrellas titilantes
me dejó acariciarla con delicia
sus cualidades ondeadas extasiantes.
Deslumbraba su belleza hechizante,
sus lejanías las besaba insaciable;
sus rincones me volvieron acezante
yo la deseaba, era más apetecible.
Epatado en la noche la amaba,
alucinado con su bella existencia
sin remedio por su amor yo deliraba;
no soportaba, y me dio mi musa, sacia.
Suspiraba en su lecho de amante,
cuando la Luna con su luz la alumbraba
descubrió su hermosura abundante,
era Afrodita de piel nívea que ofuscaba.
Las escenas de amor fueron escondidas
en el arcano de la Luna indiscreta,
porque sabe de historias prohibidas;
y el amor como de ella, la inquieta.
En mis sueños y poemas yo la amo
anonadado continúo cada día,
por sus besos en mis noches la reclamo
y en mis sueños se entrega por todía.
Es así como adoro a mi musa,
embermejece al decirle que es bella;
mis poemas se inspiran por su causa,
y se sonroja extasiante mi estrella.
Fue lo más inenarrable conocerla
la encontré en su edén entre las rosas,
escribía sus poemas, y al verla
toda de ella deseaba por hermosas.
Carlos Rafael
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