Callaron los ruiseñores,
que alegres cantaban cuando te amaba.
Se fueron a otros lares,
y de pronto, la Luna su luz menguaba.
Moría la esperanza,
sin mañana, estaba desahuciada;
sufría con tribulanza,
resecaba su fría faz, aturdida.
¡No huyas! fui tu pecado,
todavía estalla mi alegría;
y sigo arrebatado,
por tus senos que daban la ambrosía.
No huyas de tu pasado,
ni prosigas tu vuelo desorientado;
el aire extasiado
a tu piel, te reclama desesperado.
Hermosa es tu historia,
todavía se nota en tu sonrisa.
Amaste con la euforia
de zagala ingenua, sin cortapisa.
El tiempo no ha podido
sepultar el amor que nos incendiaba,
acrece sin el olvido,
todavía es más de lo que te amaba.
(Carlos Rafael)Imagen de Pinterest)
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