Después de la claridad
deviene inexorable
la fría ,
y nada es improbable.
¿Por qué yo no te amé?
Decías, que te deseaba,
increíble, yo me negué,
sabiendo que yo te amaba.
La Luna se replegó,
el día, la ahuyentaba,
sonriente se alejó.
Sabía que te amaba.
De pronto amaneció,
los pájaros cantaban,
la rosa enrojeció
los prados aromaban.
Sabían de mi amor.
¿Por qué me cautivaste?
causaste tanto fervor,
a mi alma alocaste.
Carlos Rafael
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