La ví boca abajo,
indefensa o agresiva;
expuesta o incitante,
de cuerpo bien torneado.
Mi razón huyó cobarde,
su beldad, la obnubiló;
no sé lo que hice con ella,
o lo que ambos hicimos.
Boca abajo, manjar de cimas,
azuzaban pasiones copiosas.
A ósculos amé sus encantos,
y ella, me levantaba el ánimo.
Ansiosos nos encendimos,
fuimos conjunción total;
y conquistamos el cénit.
¡Oh Dios! qué satisfacción.
Carlos Rafael - mpl
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