El cielo iridiscente ondulaba,
el céfiro se detuvo estupefacto,
el pájaro repentino deliraba;
y yo, casi errabundo en mi trayecto.
Tu voz, llena de amor embelesaba,
las flores,con tu aroma se deleitaban;
al sueño, dormir por ti, ya no deseaba;
y yo, sin discernimiento te acezaba.
¿Por qué tengo que amarte demasiado?
Al verte, me descontrolas, es increíble;
por tí, es que yo me siento extraviado,
y sabes que mi amor es inexorable.
Sin tí, es inconcebible mi existencia;
y estás en la melodía de los cantos,
tu eres de las fragancias, suave esencia,
y siempre me obnubilan tus encantos.
Bardo
Imagen de red
Carlos Rafael
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