Es hermoso beber la ambrosía
de la rosa rosada
de mi amada divina del amor,
acariciarla y besarla,
degustar el sabor de su dulce
néctar que fluye,
alucinar con las estrellas
la Luna y la noche;
sentir su perfume extasiante,
hasta embriagarme;
tocarla y oír sus dulces gemidos
que incitan deseos
locos para expugnar su paraíso
y realizar la inevitable apoteósica
consumación de la unión,
alcanzando exultantemente
el goce holístico
sobre su cuerpo ondeado,
motivante de deseos
y escenas indescriptibles de coyunda,
de su entrega absolutamente incondicional.
El Poeta Loco
Foto de Internet
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