Te amé en aquella callejuela
oscura,
los parroquianos se habían escabullido,
y tus besos osados provocaron mi locura.
Desde entonces, sin remedio estoy perdido.
No olvido tu cuerpo perfumado a rosa,
la callejuela parecía engalanarse
con tu forma extraña de amarme bravosa.
Extravagante fue contigo arracimarse.
En aquella estrecha callejuela ha sido...
te entregaste, me amaste entre gemidos
y caricias intensas, bajo un cielo fruído.
Nos realizamos desbordantes y bien asidos.
Aprendimos amarnos sin control y con ansias,
sin imposibles, desconfianzas y restricciones.
Y te digo, tu forma de amar me desquicia.
Te ruborizas, me sonríes, prendes pasiones...
Carlos Rafael
Imagen de Pinterest
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