Nos dejamos caer,
como hojas resecas
que el viento se las llevó.
Nada quedó de nosotros.
¿Qué nos sucedió?
El fuego que encendimos,
de pronto se extinguió,
ni cenizas han quedado.
Luego, el silencio mutilante.
Nos alejamos sin un adiós,
ya ni nos soñamos,
ni siquiera nos hablamos.
Juramos amarnos siempre,
y olvidamos que ambos
unimos nuestros cuerpos,
y fuimos pasión unánime.
Ahora, muerde la nostalgia,
mi alma llora algunas veces.
Pronto conocerá el sosiego,
entonces, te habré olvidado.
Cuando te olvide,
habrás muerto para mí,
ni el recuerdo te salvará.
¡Nada serás en mi vida!
(Carlos Rafael)
Imagen de Pinterest
No hay comentarios:
Publicar un comentario