Lo que sucedió fue mágico,
inexplicable e increíble,
ni el tiempo y la distancia
impidieron el nacimiento
de este amor portentoso,
que tantas veces resistió
la ira de los impertinentes,
el acoso de los innombrables
que días y noches nos siguen,
acechan y acosan sin cansancio.
A veces, muy cerca de nosotros
pero, impotentes para destruirnos.
¡Amor, aprendimos a eludirlos!
En nuestra acosada vida de amantes,
nos hicimos fuertes e invulnerables.
Somos incapaces de alejarnos,
no podemos renunciarnos.
Cuántas veces intentamos,
todos frustrados, fallidos, inútiles…
Aprendimos a cuidar y esconder
este amor inédito jamás sabido por otros,
y por aquellos que codician amarte.
Carlos Rafael
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