Mis besos acarician la suavidad de tu piel,
deambulan indetenibles desde tu boca
descendiendo por tus erguidos senos,
hasta tu vientre sublime de fémina.
Mis besos zabordaron en tu rincón
en lo más recóndito de tu cuerpo divino,
entre tus muslos perdí el razonamiento
y contigo fuimos fruición inagotable.
Arremeternos en busca de nuestro cenit
desesperaba también a nuestras almas,
igualmente ansiosos se amaban;
y llegamos al concúbito con amor.
Tan hermosa es nuestra historia de amor,
apasionante, impetuosa e irreversible;
enardeciente y copiosa como lava de miel
sobre tus blancas colinas de musa.
Tan hermosa es nuestra historia de amor,
tu bebiendo mi amor, yo bebiendo tu amor;
cuantas veces me extinguiste sobre tu cuerpo,
cuantas veces te extinguiste sobre mi cuerpo.
Tan hermosa es nuestra historia de amor,
jamás conocida por su impetuosidad.
Cuantas veces juramos amarnos siempre.
Antes de conocernos, nos amábamos.
(Carlos Rafael)

No hay comentarios:
Publicar un comentario