Incansable resplandeciste
con denuedo,
peleaste, y no tuviste
ni miedo.
Enfrentaste a la huesuda
fría muerte,
valiente contra la muda
vil inerte.
Soportaste estoicamente
los dolores
en tu cuerpo y en tu mente,
los peores.
Fueron días de incertidumbre
flagelante,
fueron noches de pesadumbre
agobiante.
Mi guerrera, no decaíste
y bregaste
sin temor hasta que venciste
a la muerte.
Renaciste mi hermosura
perfumada,
tan fastuosa con sabrosura
de amada.
Los jardines se alborozan,
se renuevan,
porque has vuelto se embelesan,
se avivan.
(Carlos Rafael)
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