De tanto andar buscándote, la noche llegaba,
abatido, me detuve mirando el cielo,
profundo y amplio. Bellas sus estrellas brillaban.
Juraría que sabían mi triste desvelo.
El cielo, un mar de barcos parecían brillando,
se movían a sus puertos de sueños lejanos,
en medio de suaves olas de ilusión navegando.
Sin tormentas ni temores
por sitios insanos.
Un faro de luz plateada alumbraba guiando
a los barcos navegantes dorados,
el claro de luz de Luna los estaba cuidando.
Un barquito se había extraviado.
Carlos Rafael
Imagen de Pinterest
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