(Versos libres)
Nada ni nadie pudo detener mi vuelo,
la que podía hacerlo,
se volvió una gaviota del amor.
Es la musa lejana más hermosa,
y voy detrás de ella.
Ella, sonríe nostálgica
al leer mis versos,
sabe que la sigo amando.
A veces, detiene su vuelo
para verme.
Yo lo sé, y sabe
que jamás amé tanto
como la amé.
Dice que volverá,
será una noche de Luna llena,
la esperaré
en la esquina de los rosales
de su casa,
donde la amé con delirio.
Aquella vez,
por primera vez.
Entonces, alborozado,
detendré mi vuelo errabundo,
y la ceñiré intenso
junto a mí.
¡Volveremos a ser unicidad!
Carlos Rafael - mpl
Imagen de pinterest
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