Se petrificó
tu boca en la boira,
y ya no sonrió.
Fríos tus besos,
dejaste se escarchen.
Quedaron tiesos.
Ya no hay amor
¡oh tu rostro! en rictus
¡oh Dios! hay pavor.
En los jardines,
las rosas ya no aroman,
ni los jazmines.
Pero, mi amor
se resiste a morir.
¡Muerde el dolor!
Mis besos viven,
guardan el sabor a ti,
aún perviven.
Cómo extraño
tus labios de cerezo
en mi otoño.
Cuánto te amé
y cómo me amabas,
de tí, ya no sé.
Carlos Rafael
Imagen de red
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