¡Cuidado amor, que jamás se entere él,
que fuiste mi musa,
la que inspiró los versos más osados
por tu forma de amar;
que, con tu seráfica belleza, sin piedad
me enloqueciste
y me diste el roció de tu cuerpo aromado,
la esencia de tu amor.
No le digas que en las noches de plenilunio,
desbordante me amaste,
y dichosa hasta tu cenit divino te consumaste
No le digas, que la Luna llena todo lo sabe
y anonadada ha quedado
por tu volcánico amor prohibido y desmedido,
y por eso, te escondió
en su arcano de oro de historias inéditas
de amores proscritos.
Lo más importante, que jamás se entere él
que extraviado a besos encallé
las veces en la parte más divina de tu piel;
por eso te volviste
en mi poema de amor. La más extática.
Carlos Rafael
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