Amada mía, soy tu volcán,
y tú, la fértil selva abonada
de profuso amor inagotable,
Soy lava ardiente de pasión
provocada por tu cuerpo albo
de extáticas colinas y areolas...
Soy el navegante que se perdió
en el centro de tu vida y amor,
donde me embriagué exultante
con el aroma de tu delicia good girl.
Soy tu volcán, y tú, el sosiego
de mi pasión sedente por tí.
Solo tus gemidos, caricias
y besos pueden extinguirme
inevitablemente con tu culmen divino.
¡Me acuerdo, me abrazabas intensamente!
Carlos Rafael
Imagen de red
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