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SIEMPRE SERÁS


Era diáfana, 

acarició mi alma

como la Luna. 


Decía ser ángel, 

amé su encanto

allá en su vergel. 


Su voz célica, 

reclamó por su poema, 

como súplica. 


¿Cómo podía, 

si ella era un poema? 

No lo sabía. 


Como una brisa, 

mis labios la sintieron. 

¡Era poetisa! 


Musa es ahora, 

ella, mi felicidad. 

Mi alma la adora.


Sus poemas haré

de sus encantos será, 

y los amaré. 


Será mi musa

vertiente de poemas. 

Será la causa. 


Carlos Rafael

Imagen de red


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