Siempre amaré tus encantos,
porque son la conjunción
de la primavera y el verano,
por eso eres irresistible...
Incendias pasiones inevitables,
eres fruición excelsa y apetente.
Siempre me conduces al apogeo,
con tan solo verte, todo sucede.
Cuando digo me subyugas,
el susurro de tu voz me mata.
¡Oh Dios! Cuánta felicidad,
cuando duermes boca abajo.
El cielo, la Luna y las estrellas
me pertenecen definitivamente.
El Edén, también me pertenece,
cuando eres mía en nuestro cénit.
Carlos Rafael
Imagen de red
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